EL GUARDIÁN DE LA PLAZA
Jhon Edward Osorio Rodríguez
Llevo décadas en esta plaza, mirando cómo pasa la vida de las personas, no me canso de mirarlas y aunque lleve muchos años acá aun no alcanzo a conocerlas. Son tantas historias que a diario pasan en este lugar plagado de tradición y de años, son tantas las cosas que he visto como guardián de esta plaza que estoy seguro que nadie la conoce mejor que yo, me conozco todos sus secretos, sus texturas, sus sillas, sus árboles. Desde este lugar he sido testigo de muchos acontecimientos que ocurren, he aguantado tempestades, solasos, terremotos y aquí estoy intacto, no siento nada más que el rose de las palomas que se apoyan en mis hombros para presenciar como estas sillas se convierten en camas en la madrugada. Desde este lugar presencio padres de familia que se rebuscan en la plaza vendiendo globos, y tomando fotos. Personas que llegan de otras ciudades desplazadas por la violencia y son miradas como indigentes, también veo como la plaza se llena de gente sin trabajo que se sienta a tomar tinto y a leer clasificados, negocios que se cierran en las esquinas de la plaza, personas que se citan poniéndome a mí como punto de referencia, otras que me toman fotos, mujeres bastante jóvenes con faldas cortas que aguardan en las escaleras, personas desesperadas, otras van de afán, músicos, estafadores, secretarias y todo tipo de personas que yo con solo verlas puedo saber que tienen una historia que contar y que tal vez la rutina hace que la gente siga sin detenerse en los pequeños detalles que hacen que sus vidas sean únicas. Yo sigo tranquilo mirando que pasa en cada esquina de la plaza y aunque estoy en un caballo, no me muevo, aunque tenga en mi mano una antorcha, esta no ilumina y las lámparas del parque son las que alumbran las noches y madrugadas de la plaza, me gusta estar aquí, y ser testigo de lo que pasa en el parque y de lo que seguirá pasando a través de los años que me mantengan en este lugar.
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