Por: Montgomery
Piedra Valencia
Basado en Patricia Noguera
Basado en Patricia Noguera
A pesar de que la
técnica se presenta como la forma de ser de la modernidad, la filosofía tiene
la opción de seleccionar el camino entre ser vasalla de la técnica o proveerle
un sendero al ser. Pero Ana P. Noguera propone poetizar la técnica a través del
pensamiento ambiental, de tal manera que la técnica sea servidora de la vida
misma.
Si bien en Colombia
se ha tratado de crear conciencia desde la perspectiva ambiental, hay que
seguir en la búsqueda de las relaciones que permitan la formación de una sola
unidad entre lo que se ha determinado como entes separados: hombre y
naturaleza.
La ciencia moderna
se construye con base en la linealidad, en la secuencialidad y el orden
mecanicista. En la búsqueda de la libertad absoluta del hombre, se sacraliza la
razón. Y esa libertad llegaría con la educación moderna.
El hombre se
convence de que la religión causa un adormecimiento de los sentidos, de la
forma de pensar y lo priva de la libertad de expresarse, por cuanto su razón
está sujeta a otros. La separación según (Bacón, 1979), era no solo de la
religión sino de todos los dioses que le impedían pensar con libertad.
No obstante ese
radical cambio de lo divino a lo “material razonable”, endiosó a la razón, y si
bien ahora no se pelaban las rodillas por la oración penitente, se flagelaba el
cerebro metiendo el dedo en la llaga para demostrar que una lanza había traspasado
un cuerpo, y no era mera cuestión de fe, sino realidad profana.
La vida ya estaba
en una “especie de sumisión” (Noguera) a la Razón. La investigación y la Razón
eran el centro del pensamiento de la escuela moderna, y la Razón se categorizó
al estado de Ser. Los modernos le dieron vida propia y capacidad para dirigir a
los que la crearon, quedando la investigación ambiental a la orden de la
tecnología.
No es consecuente
con la educación ambiental, procurar la sola enseñanza de prácticas ecológicas
y la transformación del pensamiento del hombre en relación a la naturaleza. Hay
que trascender esta postura reduccionista y hacer partícipes a todos de la importancia de
afrontar la crisis ambiental con reflexiones desde bases filosóficas de la
cultura.
Que bueno aceptar
la propuesta de Spinoza, que posibilita el entendimiento de que el hombre está
dentro de la naturaleza porque hace parte de ella, de la misma manera que para
entender que el alma está unida al cuerpo, hay que conocer adecuadamente la
naturaleza de él. Ninguno está sobre el otro. La libertad y la felicidad se
construyen desde el ser (lectura de Negri sobre Spinoza).
Spinoza está en
contravía de los intereses de la economía de la globalización, por cuanto el
dios Razón apoyado en la ciencia y la tecnología permite el uso, abuso y
explotación de los bienes de la tierra.
Gracias a la
ecología profunda, nace la posibilidad de una filosofía ambiental, claro,
después de eliminar ese sujeto racional. Por eso la importancia de la crisis
ambiental, aceptada a nivel universal y local.
Ambientalizar la
educación es posible en la medida que se trabaje desde el otro, los otros y lo
otro, lo cual es alteridad. La corrupción de todos los estamentos oficiales y
clandestinos, no han permitido que Colombia construya un tejido social. El
pensamiento egocentrista sigue impidiendo la construcción de un ambiente
educativo pensado desde lo colectivo.
Pero porqué no
aprender de los mercantilistas que si han sacado provecho de todo esto. Ellos
si piensan en el otro, en los otros y en lo otro. Ellos saben como llegarle y
con que llegarle al turista por ejemplo. Son capaces de vender ecología, con el
imaginario reduccionista de que es lo mismo que ambiental.
Hay que pensar en
modelos pedagógicos que acerquen desde las aulas a la reflexión, con cosas tan
pequeñas, pero importantes como es la ambientalización del lenguaje a partir de
expresiones como “patrimonios renovables y no renovables” como concepto que
reemplace el de “recurso”.
Labor de los
filósofos de la educación, es ambientalizar la educación, y para lograrlo deben
invitar a todos, a la reflexión sobre las palabras que son las que le han dado
la capacidad al ser humano de serlo. Ha poner de manifiesto la formación del
ser como verbo, adentrándose en el estudio de su conjugación dentro de los
procesos educativos y de como se está conjugando actualmente.
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