Desde el aula de clases
El paro nacional cafetero de febrero de 2013 presentaba la siguiente situación
Por:
Montgomery Piedra Valencia
Tomada de: http://cedetrabajo.org |
Tremenda
situación la
de
Colombia. Paro
cafetero por
un lado, y
presupuesto
escaso para la educación universitaria, por
otro.
Los
dos casos afectan
la situación social, económica y política del país. Sin embargo
para mitigar un poco estas angustias, ha llegado a través de la
internet el baile 'Harlem
Shake',
que rápidamente se difunde como una expresión que
invade el espíritu rumbero colombiano.
Mientras
el gerente
general de la Federación Nacional
de Cafeteros, Luis
Genaro Muñoz Ortega, afirma
que la arroba de café se paga a 60 mil pesos, los campesinos lo
desmienten diciendo
que solo les pagan a 48 mil pesos, y que así les pagaran los 60 mil
pesos, no sería suficiente para cubrir los costos de producción.
¿Estas
diferencias comunicativas y matemáticas las resolvería una 'buena
educación'? El maestro de primaria en la clase de ética y valores
diría: -niño Genaro, usted está diciendo mentiras, eso no se hace.
Para
mañana me trae diez planas de “No debo decir mentiras”.
El
profesor
de
matemáticas diría:
-niños, si Carito
tiene 60 mil pesos y Manuelito
48 mil, ¿Cuál es la diferencia? -¡Que
Carito vendió una arroba de café donde el papá de Genaro
profesor!
Los
cafeteros exigen subsidios y
que
la carga de café de 125 kilos tenga un precio de 750 mil pesos. El
Gobierno propone que el precio de esa
carga quede en 616 mil pesos, y
aprueba un subsidio por carga de café de 155 mil pesos, el cual
estaba en 60 mil pesos. Esto para cafeteros con
fincas
de
menos de 20 hectáreas. Para los que tengan más de 20 hectáreas, el
subsidio será de 95 mil pesos. Estos
subsidios le costarán al país 600 mil millones de pesos. Y
en el
mercado
internacional la carga está en 520 mil pesos. Sin
embargo,
Guillermo Gaviria vocero del Movimiento por la Dignidad Cafetera,
expresó a
través de la
radio que esas supuestas negociaciones nunca fueron consultadas con
los cafeteros. Que “ese fue un acuerdo de yo con yo”.
Todos
los colombianos deberíamos estar apoyando el paro nacional de
cafeteros. A excepción de los colombianos de sangre azul. Aunque
como colombianos debería dolerles el sufrimiento de los campesinos
que dependen del cultivo de café. Si es que algún campesino puede
depender y confiar en que ese cultivo suplirá sus necesidades
básicas, por lo menos. El origen de la mayoría de colombianos
después de la conquista está relacionado con los colonos mestizos,
porque
indudablemente blancos puros deben ser muy pocos, y no deben habitar
el campo. Así que la mayoría de colombianos ni es blanco, ni
indígena, ni
afro,
hablando de mezclas de razas.
¿Será eso lo que impide tener definida una identidad cultural? ¿Qué
influye más en los gustos musicales colombianos, el bambuco o el
reggaeton?
¿El
diseño de la moda tiene influencia ancestral indígena o
norteamericana y europea?
Entonces
si
Colombia tiene raíces campesinas, porqué
es común escuchar frases déspotas que hacen referencia a ellos
-los
campesinos-
cuando alguien comete un error o
no se viste como lo orienta la televisión:
“¡Este es mucho montañero!”, dicen algunos. ¿Este
comportamiento tiene que ver con
la familia o la escuela? O ¿con ambas?
Ciertamente muchos negarán que tienen ascendencia campesina, pero ni modo de culparlos, porque hace más de diez años que la cátedra de historia, qué es la única que puede certificar el valor que tienen los hechos pasados para el reconocimiento de la identidad cultural de un país, desapareció de las aulas. Lo único que tenemos en el momento para rastrear la historia, es el registro efímero de los medios de comunicación, que en muchas ocasiones informa o desinforma de acuerdo a intereses políticos, o de políticos.
En
este orden de ideas surgen preguntas: ¿Si
se dan subsidios a un gremio, no sería equitativo darle a los demás?
¿Es
buen negocio ser cafetero? ¿Será
que las crisis sociales y económicas del país tienen que ver con la
educación? ¿Si los campesinos tuvieran una 'buena
educación'
no harían paros? ¿Si los políticos tuvieran una 'buena
educación'
nadie se vería en la necesidad de hacer paros?
¿En
dónde estudiaron y estudian los que se dedican a la política?
¿En
dónde estudiaron y estudian los campesinos?
¿Por
qué en vez de hacer un paro, no hacemos
un 'Harlem Shake'?
La educación sigue en la misma situación
Foto: clase2punto0 |
Son
preguntas que quedan de tarea. El panorama no es nada alentador ni
para los agricultores, ni para la educación, pues en días pasados
el ingeniero Luis
Enrique Arango, rector de la U. Tecnológica de Pereira y presidente
del Sistema Universitario Estatal (SUE),
expuso que el
sector universitario tiene un déficit de 11.15 billones de pesos, y
que por lo tanto es imposible cumplir con las exigencias de
cobertura, calidad y equidad social.
Esta
situación trae consecuencias como la no contratación de más
docentes que puedan atender la población estudiantil. El
hacinamiento de estudiantes en las aulas. Programas de pregrado con
dos o tres profesores de planta que humanamente les es imposible
responder a 800 o más discentes que requieren atención extra
clase
en
sus procesos formativos académicos.
Resultaría
también ilógico
e injusto exigirles a los profesores catedráticos que obsequien
tiempo para contribuir a la
construcción
de conocimiento.
¿Por
qué? Porque ellos no tienen vacaciones pagas. Solo reciben dinero de
acuerdo a los días trabajados. Así que si los estudiantes entran en
paro, no hay salario. Por lo tanto estos docentes se ven en la
necesidad de trabajar en dos o más instituciones y en proyectos
independientes para obtener un salario digno. No cuestionemos qué es
un salario digno. No llegaríamos a ningún acuerdo, si lo comparamos
con el
de los congresistas.
Podría
pensarse que los que dirigen el país y las Instituciones Educativas
no están capacitados para hacerlo. ¿Será?
Pero si muchos políticos estudian en el extranjero e importan sus
conocimientos. ¿Será cuestión de ética? Pero si el plan de
estudios incluye esta asignatura desde
la primaria hasta el pregrado universitario. Tal
vez el
currículo educativo debería
orientar
a
los licenciados hacia
la gestión educativa. No es una crítica a los rectores que no
tienen el componente pedagógico dentro de sus saberes pero, ¿será
igual la mirada de un abogado, o un economista, con la de un
licenciado en términos educativos?
Quizá
el abogado sea
un mago para cumplir y hacer cumplir las leyes. El economista vea el
colegio como una fábrica para producir más a menor costo, no
solo por su formación, sino por el sistema.
Y el licenciado deba
estar en
capacidad de hacer de la escuela una
construcción de orden democrático y equitativo en lo social, lo
económico y lo académico.
Por
lo tanto,
¿hay que hacer otro paro para exigir
el
derecho a la educación? ¿Hacemos
del Harlem
Shake
una forma de protesta en donde la rumba disimule que los cafeteros
están aguantando hambre, y
que
lo único que los colombianos tienen de
sobra en sus casas
es papel higiénico, porque es
la mejor promoción que ofrecen
los
supermercados? O
mejor
reflexionamos
sobre las palabras de la doctora Graciela Frigerio: “Educar y hacer
escuela, es pararse frente a las profecías del fracaso, y decir no”.
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